Si de la lona de tus zapatillas saliera una sonrisa, al
menos tendría un motivo más para vivir el día. Si en la espuma de tu cerveza se mezclara tu
saliva, tendría un motivo más para besarte. Si de tu bandera se escapara una frase,
tendría al menos un segundo más para escucharte. Si de tu boca saliera al menos
una nota, tendría un estribillo más para cantar. Hoy no estás, no te puedo
tocar, ni siquiera oler. Hoy hay un hueco en algún lugar de la ciudad, de la
calle, de muchos corazones, de todas nuestras vergüenzas, de nuestras
irresponsabilidades. Hoy lavamos las culpas con tus remeras, tus pañuelos, tus
ojos apagados. Hoy acusamos, apuntamos con lanzas, nos ponemos reflexivos,
jugamos a ser jueces y parte. Hoy somos todos ley, a costa de tu alma, somos
todos ley. Nuestros trajes de ciudadanos llevan tu sangre, nuestras lágrimas
siguen baldeando la vereda, diez años después y la tormenta no amaina. La
justicia es una palabra que nos queda enorme en nuestra lengua, y la doblamos,
la herimos y a cada puñal que le damos, muchas familias abren sus heridas un
poco más. Por esas aberturas entra la maldita información, la amarilla, la
hepática y el estado febril se vuelve epidemia. Cuidado con la gente, puede ser
muy dañina, cuidado con sus bocas, pueden ser feroces, cuidado con sus brazos,
pueden soltarte rápidamente.
Busquemos en las miradas más honestas, en los llantos más
puros, en las sonrisas menos complacientes, en los pasos más firmes a los verdaderos
amantes, a los verdaderos hermanos, a la unión, a la fuerza humana más salvaje.
Seamos compañía, seamos vos y yo, y todos los que sientan lo mismo.
Un día como hoy, hace diez años, un pequeño punto de esta
feroz ciudad ardía, y el fuego se propagaba intensamente por cada fisura de las
imprudencias, de las negligencias, por cada cuerpo de esas ciento noventa y
cuatro personas que debemos cargar cada día, por cada dolor de sus familias y
amigos, por cada oración, cada insulto, cada lamento, cada canción. Hoy, diez
años después, cada hora parece una eternidad para aquellos que transpiran cada
minuto a sus hijos, a sus amigos, a sus hermanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario