viernes, 16 de octubre de 2015

Ensayo sobre mi ansiedad (parte II)


Hola, soy yo. Otra vez. Estoy intentando escribir algo lindo, un cuento o quizás algo más largo pero no puedo. Es decir, intelectualmente creo estar pudiendo, pero es el Microsoft Word el que no me deja, el que se empeña en cagarme la vida. En parte también es tu culpa, en gran parte; ya que no me dejas en paz. Me haces guardar el archivo después de cada párrafo que escribo. Y es ahí, donde todo se cuelga, todo tarda y yo empiezo a entrar en calor, sacudo el monitor para ver si se le cae alguna idea, le pego pequeños puñetazos al cpu a ver si lo saco del letargo, del estado de coma al que entra cada vez que aprieto el ícono del diskette. Lo peor, es que como tengo miedo de que la pc muera del todo, cuando veo que ya escribí una parte importante, lo que hago es guardarlo en un pen drive. Cada vez que lo hago, siento que la computadora pierde otros signos vitales, pierde varias neuronas, y que el colapso, el de ella y el mío están cada vez más cerca. Una vez que logró exitosamente guardarlo en ese pequeño dispositivo vos bajas un poco, entonces puedo seguir escribiendo. Al rato volves; en general después de que yo creo haber escrito algo interesante. Ahí pienso que el pen drive es realmente muy chiquito y que en cualquier momento se puede perder. Entonces, con tu apoyo incondicional, vamos por más. Abro el mail para mandarme lo escrito hasta ese momento. Es en ese instante donde caigo en la cuenta de que la conspiración es mayor, y que no es exclusivo solo del Word. El Hotmail , cual vampiro, le chupa sangre y vida a la pc. Muerte cerebral se puede diagnosticar. Por dos minutos todo flota en el limbo, y yo me como las uñas, los dedos y tomo mate como si realmente no hubiera un mañana. Cuando los latidos se reincorporan, regreso los dedos ya sangrando al teclado y sigo con mi periplo, con vos, siempre a mi lado, ocupando todo mi escritorio, mi cabeza, mi CPU. Voy a intentar guardar esto que escribo, pero te pido por favor que no me invadas, tampoco es tan importante está reflexión, pero vamos, que si se llega a colgar voy a agarrar el monitor, lo voy a tirar a la mierda y voy a bajar a comprarme comida. Pero si son las 13hs, es la hora pico en el bar, la fila es interminable, hay como diez números antes que el mío seguro. Mejor vuelvo al cuento siempre y cuando me dejes. Mientras se guarda me escucho un tema de Morrisey.  Chau. Hasta la próxima.