jueves, 5 de noviembre de 2015

A ver si sos tan macho

-         - ¿Por qué no volves al restaurante? Te doy franco los sábados y domingos al mediodía. Nos está yendo mejor así que ganarías más plata que antes. Con el sueldo más las propinas te podes pagar el alquiler y demás, y te sobra para ahorrar o para darte algunos gustos.
-        -  Yo te agradezco Robert, pero acá en una sola noche gano lo mismo que en un mes con vos.
-         -  ¿Pero te gusta lo que haces?
-         -  Tampoco me gusta mucho ser moza para ser sincera.
-         -  Pero acá estás más tranquila. Nadie te obliga a hacer cosas que no queres.
-        -   Allá tampoco.
-        -   ¿Entonces te gusta?
-       -    ¿Sabes que es lo que me gusta? Este celular, esta ropa, este trago que me estoy tomando, estas llaves de mi departamento, está tarjeta de crédito con la que me voy a pagar el viaje que quiero, y varias cosas más.
-         -  ¿Y tu cuerpo? ¿Y tu orgullo?
-          - ¿Orgullo? Te pensas que me sentía orgullosa cuando los gordos pajeros me miraban el culo cuando me iba después de tomarles el pedido. O que lo sentía cuando me “piropeaban”. O te crees que sentí orgullo cuando uno de ellos, corajudo, me pidió dejarme la propina entre las tetas. Me prometió dejarme cien dólares solo si los podía ponerlos acá, entre mis tetas. ¿De qué orgullo me hablas? El mundo es pajero, machista. Por lo menos en mi nuevo trabajo, los pajeros vienen de frente, pagan más, acaban y se van. De vez en cuando alguno se pone pesado, pero en general no molestan. Además, no te hagas el boludo Robert que nos conocemos hace años. Yo misma vi desfilar putas en este mismo restorán. Vi como te las llevabas al fondo. Así que no me vengas con la moral barata que vos también sos parte de esto.
-        -   Pero vos tenes otra educación, vos estas para otra cosa.

-          - No digas boludeces Roberto que no sos mi papá. Acá no se trata de educación. Acá se trata de cuanta guita están dispuestos a poner los tipos como vos por un cuerpo como el mío. Y por como viene la cosa, es bastante. Quizás algún día que estés caliente y llames a una puta como soles hacer,  me aparezca yo. ¿Y ahí que vas a hacer? ¿Vas a seguir jugando a la hipocresía? ¿O vas a poner los billetes y con una mano en los ojos para no verme me vas a coger, con fuerza, con culpa, con las ganas que tuviste siempre? O te crees que no me doy cuenta de como me miras el culo. De como me deseas. O te pensas que me creo eso de que en verdad queres que vuelva a trabajar porque sos un “buen tipo”, porque queres lo “mejor para mí”.  Saquémonos las caretas Roberto. Vos solo queres que vuelva acá porque te da rabia que otros puedan pagar por mí, que otros puedan cogerme; y a vos te faltan los huevos para venir de frente y poner lo que hay que poner Roberto. Pero dale acá me tenes, anímate, vení, sacate las ganas, no es necesario que pagues, lo hago gratis. A ver si sos tan macho. 

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