- - La verdad, no entiendo mucho lo que me queres
decir
- - Te
digo que no puedo decir todo lo que quiero.
- - ¿Por qué?
- - No lo sé. Tengo esto que nose como decirlo.
- - ¿Pero qué es tan difícil? ¿Tenes algún problema
conmigo?
- - No. Es distinto. Intento decirlo pero no sé
como.
- - Que raro che. Mirá que a mí me podes decir lo
que quieras que no te voy a juzgar.
- - ¿Qué me queres decir con eso?
- - Y…que si tenes alguna duda, que todo bien, yo no
te voy a decir nada.
- - No te entiendo.
- - Dale che, no te hagas el boludo que te conozco
bien.
- - En serio que no sé que me queres decir con eso.
- - Yo sé que es un tema difícil, que la sociedad
muchas veces juzga, pero son tiempos de cambio. Hoy en día por suerte hay mucha
más tolerancia. Además, vos sabes que conmigo
podes abrirte.
- - ¿Conmigo qué?
- - Mirá Ramón, yo me doy cuenta que conmigo te
comportas de manera diferente, que me miras de otra manera.
- - ¿Qué decis? Eso no es cierto.
- - Tranquilo. Ya que estamos voy a aprovechar para
decirte que yo también me siento distinto cuando estoy cerca tuyo. Hay una
conexión entre nosotros, se siente en el aire.
- - ¿Vos me queres decir que te gusto? ¿Vos sos
puto?
- - Che, no me digas así, no seas despectivo. Además
yo también te gusto a vos. Sacate los prejuicios, animate.
- - Creo que no me entendes lo que te estoy
diciendo. No es eso, no soy puto, o trolo, o como te guste decirle. ¿Cómo que
te gusto?
- - Uh…ehh…si, me gustas. La verdad que no tenía
planeado decírtelo pero pensé que a vos te pasaba lo mismo conmigo. ¿Estás
seguro que no es eso?
- - Cien por ciento seguro.
- - Uh, la puta madre. Que cagada me mandé, perdóname,
no me mires raro ahora.
- - ¿Che, pero siempre te guste? ¿Desde qué momento?
- - Hace un tiempo, pero dejemos las cosas como
estaban. No quiero que ahora te alejes de mí.
- - Pero es serio esto. Perdón si te confundí, no
fue mi intención.
- - No pasa nada Ramón, está todo bien. Mejor
olvidemos esto. Total, hace años que me vengo reprimiendo. Creo que ya me
acostumbre.
- - No, no sirve eso. Tenes que decir que es lo que sentís.
No sirve reprimirlo, es peor.
- - ¿Pero qué queres que haga? Mis viejos me van a matar,
la gente se va a alejar de mí. Se va a armar mucho lío. Prefiero dejar las
cosas como estaban.
- - No. Tenes que decirlo.
- - Para vos es fácil porque no te pasa, pero ponete
en mi lugar.
- - Te entiendo, debe ser difícil. ¿Quién conoce de
esto que te ocurre?
- - Che, no tenes que ser tan correcto hablando.
Podes ser más frontal, ¿somos amigos no?
- - Es que no sé como decirlo
- - Ves, yo sabía que era al pedo habértelo dicho.
Ahora te vas a alejar seguramente.
- - No es eso.
- - ¿Ah no? ¿Y qué es entonces?
- - Es qué es difícil decirlo.
- - Si tan jodido es para vos decirlo entonces no
digas nada. Yo te entiendo. Debe ser raro que un amigo tuyo te diga que es gay.
No solo eso, sino que además de ser gay, te diga que le gustas. Pero bueno
perdón, no era mi intención decírtelo, lo que pasa es que pensé que te pasaba
lo mismo, porque estabas muy misterioso, muy nervioso. Ahora me siento un
pelotudo bárbaro. Lo único que te pido es que olvidemos todo esto, que tratemos
de seguir la relación como era antes de esta charla. No me la hagas más difícil
de lo que es.
- - Loco, no es eso. Si preferís los hombres,
perfecto, no tengo inconveniente.
- - ¿Entonces porque hablas tan raro? Ni siquiera me
nombras.
- - Es que no puedo decir tu nombre.
- - ¿Cómo? Para un poco. Ahora que tu amigo te dijo
que era puto, no podes manchar tu heterosexual boca con mi nombre. ¿Quién te
crees que sos?
- - No. No te enojes, no es eso. Te respeto como
siempre te respeté.
- - Entonces dejá de hacerte el misterioso, el raro
y volvé a ser el de siempre.
- - No puedo, me estoy volviendo loco.
- - ¿Qué carajo de te pasa?
- - No puedo decir todo lo que quiero decir. ¿Me
entendes?
- - No te entiendo un carajo. ¿Te sentís bien?
¿Estás drogado?
- - Existen ciertos términos que no puedo poner en
mi modo de decir.
- - ¿Términos?
- - Si, por ejemplo. ¿Cómo es el nombre del fruto prohibido?
- - ¿Fruto prohibido? ¿Manzana?
- - Si, ese fruto.
- - ¿Qué pasa con la manzana?
- - No puedo decir eso. Ni el otro fruto que comen
los monos.
- - ¿De qué estás hablando? ¿Por qué no podes decir
esas palabras?
- - Porque perdí eso que tienen esos términos. Si yo
te digo e, i, o, u, ¿Qué me respondes?
- - Que sos un pelotudo, que te estaba abriendo mi
corazón y que me saltas con una pelotudez enorme.
- - No, en serio te pregunto.
- - Te volviste completamente loco. No sé, las
vocales. ¿Qué pasa con eso?
- - Te repito. E, i, o, u.
- - Te repito. V, o, c, a, l, e, s, las putas
vocales.
- - Pero, creo que lo que vos decis no es del todo
correcto. Fíjese bien.
- - Uh, ya me cansé de este jueguito. Al final
resultaste ser un pelotudo importante. No entiendo como me enamoré de vos pero
la verdad me estoy desenamorando rápidamente. Lo lograste Ramón, podes quedarte
tranquilo que no te voy a joder más. Chau.
- - No, te pido que te quedes. Te necesito.
- - Basta, no soy tu esclavo, tampoco te creas que
sos el último hombre vivo. Me voy a buscar otro por ahí, me cansaste con tus
misterios.
Se levantó bruscamente y lo dejó
a Ramón balbuceando cosas incomprensibles. Se fue apenado, con la vergüenza de
haber quedado expuesto ante su amigo y no haber sido correspondido. Ni siquiera
lo había podido entender. Se fue triste. La persona que el más quería no solo
no lo había comprendido sino que había intentado evadir el tema haciéndose el
gracioso, o el misterioso, o lo que fuera. Mientras tanto, Ramón pagó la cuenta
sin decir una palabra y se fue caminando hasta su casa. En una esquina, un hombre
lo cruzó repentinamente y se llevó su valija. Cuando quiso reaccionar, el
flamante ladrón ya se había alejado más de una cuadra. A los pocos metros había
un oficial de policía. Llegó agitado por los nervios.
- - Señor, sufrí un robo.
- - ¿Cómo dice? ¿Cuándo le robaron?
- - Recién.
- - ¿Cómo fue? ¿Dónde?
- - Vino un tipo y me quitó el bolso, el bolso.
- - ¿Dónde?
- - Viste Dorrego y Soler. Bueno, no en ese sitio
pero en uno que es muy próximo.
- - ¿Usted me está tomando el pelo?
- - No señor, le digo en serio.
- - Mire, no tengo tiempo para perderlo con boludos
como vos que se hacen los vivos, así que haceme el favor y andate antes de que
pierda la poca paciencia que tengo.
Ramón no quiso insistir. Sabía
que era en vano. Decidió irse solo, llorando en un profundo silencio. Había
perdido su valija con cosas importantes de trabajo, pero lo más triste, era que
probablemente haya perdido la confianza de uno de sus mejores amigos. Y todo
eso por un problema que parecía pequeño y que se volvió realmente insoportable.
¿Cuál era ese problema?
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